Entrevistas

Good Shit, el kebab vegano que triunfa en Barcelona

Sabor sin carne, actitud sin filtros. Good Shit planta cara a los prejuicios desde el corazón de Gràcia.

3 minutos

4/6/25

Steffen Schwörer, cofundador y director ejecutivo de Good Shit.

Pongamos las cartas sobre la mesa: el kebab siempre ha sido ese antojo de madrugada que todos recordamos con una mezcla de culpa y placer. Pero ¿qué pasa cuando ese giro de carne grasienta se transforma en una propuesta vegana, ética y (spoiler) deliciosa? Pues pasa que nace Good Shit, un take away de Gràcia que ha convertido el kebab en el plato favorito incluso de los más escépticos del mundo plant-based.

Detrás de esta movida están Steffen y Paola, pareja germano-barcelonesa que apostó todo al kebab vegano en plena pandemia para abrir un local sin cristaleras, con un grafiti monocromático por fachada y una misión tan sencilla como ambiciosa: cambiar la manera en la que pensamos (y comemos) kebabs. Bienvenidos a la revolución del durum.

La historia contada desde dentro

Steffen no es chef ni hostelero de toda la vida. Era consultor en sostenibilidad y, como él mismo dice, “con muchas ganas de hacer algo”. Vegano convencido, amante del street food y con un paladar nostálgico de kebab berlinés, decide junto a su mujer abrir Good Shit en marzo de 2021. “Soy alemán, y en Alemania el kebab es el street food más comido. Como vegano, me faltaba ese sabor”, comenta con honestidad brutal. ¿La solución? Crear su propia versión, marinando seitán con un arsenal de especias y sirviéndolo como si de carne se tratara.

La carta es corta, directa y pensada para los que vienen buscando kebab vibes sin rodeos: durum o pan de pita, con tres tipos de proteína (seitán, heura o falafel) y salsas caseras que son para llorar de la emoción. El top ventas, sin discusión: el durum de seitán. “Mi cliente ideal es el que quiere comerse un kebab una vez a la semana. No hace falta más”, dice Steffen entre risas.

Aunque el negocio noce con el corazón puesto en el delivery, las ideas de expansión no se descartan. Eso sí, con cabeza. “Estamos valorando abrir la propuesta al dining, pero con mucho cuidado”, explica. Todo, sin perder de vista el objetivo principal: ofrecer una comida increíble, sí, pero también empujar hacia un sistema alimentario más sostenible.

La digitalización también juega su papel. Con herramientas como Last.app y Glovo perfectamente integradas, Steffen ve la tecnología como un aliado para estandarizar, escalar, o simplemente hacer las cosas bien. “El control de turnos, el sistema de ventas, el control de gasto... todo tiene que estar bien conectado”, dice con la convicción de quien se ha pegado con hojas de Excel una y mil veces.

¿Y la competencia? Más bien escasa. “Me sorprende que todavía no haya más kebabs veganos en Barcelona”, admite. Pero lejos de verlo como una amenaza, lo interpreta como una oportunidad para formar conciencia y derribar prejuicios: “No vendemos solo a veganos. Desde el principio, nuestra idea ha sido llegar a todo el mundo. Queremos que la gente descubra que puede comerse un kebab sin carne... y que esté buenísimo”.

Steffen y Paola sabían que para atraer a un público no vegano había que evitar el tono de “evangelización” que a veces repele. Por eso, han apostado por sabores familiares, por el atractivo universal del kebab, y por un branding moderno que conecta con una generación más consciente, pero también más crítica y visual. “No te tienes que hacer vegano para venir aquí”, recalca Steffen, y se nota que lo dice en serio.

El local funciona como take away, pero no deja nada al azar: la decoración interior, las bebidas seleccionadas (kombuchas artesanales) y los postres rotativos completan una experiencia que va más allá del simple “comer sano”. Es una forma de activismo cotidiano, sabroso y accesible. Comer un kebab sin carne ya no es una rareza ni un sacrificio: es una elección con sabor a futuro.

Tabla de contenidos

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La gastronomía española rinde homenaje a una de sus tapas más icónicas: la croqueta. En el Día Internacional de la Croqueta, que se celebra cada 16 de enero, esta delicia recibe toda la atención que merece. Aprovechando la ocasión, nos hemos dado a la difícil tarea de crear esta guía para descubrir dónde comer las mejores croquetas en España.

Hablar de croquetas es adentrarse en un mundo de creatividad infinita. Desde las clásicas de jamón hasta las más atrevidas de bacalao, rabo de toro o queso azul, cada una tiene su propio carácter. Y si nos fijamos en el rebozado, encontramos opciones para todos los gustos: desde el tradicional pan rallado hasta versiones innovadoras con panko o maíz tostado. 

Sin embargo, todas comparten algo en común: una bechamel perfectamente cocinada, sin grumos y con el punto exacto de melosidad, acompañada de una fritura que logre ese crujido característico que da sentido a su nombre, derivado del verbo francés croquer.

Croquetas Michelin

El bocado delicioso de un plato tradicional, elevado a la categoría de alta gastronomía, es lo que ofrecen los restaurantes más destacados de la guía Michelin. En sus propuestas, las croquetas dejan de ser una simple tapa para convertirse en una experiencia culinaria inolvidable.

¿Los más sonados? En Asturias, nombres como Casa Marcial (3 estrellas) y Casa Gerardo (1 estrella) se encuentran a la vanguardia. En El Corral del Indianu (1 estrella) y Regueiro (Tox), sus croquetas también se han ganado un lugar privilegiado en el panorama gastronómico nacional. La delicadeza de sus elaboraciones y la calidad de sus ingredientes hacen que cada bocado sea pura magia.

En otras partes de España, destacan las croquetas de jamón ibérico en Solana (1 estrella) y las de Trivio en Cuenca, donde la chacina estrella se convierte en arte. Para quienes buscan originalidad, las croquetas de tres carnes en Tatau Bistro (1 estrella) o las de pollo asado en Canalla Bistro (Valencia) son opciones imprescindibles. También merece una mención especial la versión de cocido de la abuela Manuela que se sirve en Tapas 3.0 (Salamanca), una auténtica oda a la tradición familiar, destaca la Guía Michelin.

Barcelona no se queda atrás. Lugares como Freixa Tradició y Vivanda (ambos reconocidos con un Bib Gourmand), junto con Mont Bar y Bardeni-Caldeni, presentan croquetas irresistibles, con propuestas donde la carne toma un protagonismo especial.

Por último, no podemos olvidar las emblemáticas croquetas de Echaurren (La Rioja), elaboradas siguiendo la receta de Marisa Sánchez, Premio Nacional de Gastronomía en 1987 y madre del chef dos estrellas Michelin, Francis Paniego. Estas croquetas han trascendido fronteras y son consideradas un icono en la alta cocina española.

Croqueta del Echaurren. Cortesía Guía Michelin.

Las de jamón

Si hay una croqueta que conquista paladares de norte a sur, es la de jamón. Su popularidad es indiscutible, tanto entre los comensales como en los concursos culinarios que buscan coronar a la mejor de España.

En Toledo, Iván Cerdeño ha marcado un antes y un después en la elaboración de croquetas. Su influencia es tal que varios de los ganadores recientes del Campeonato de Croquetas de Jamón son discípulos suyos. No lejos de ahí, las croquetas de jamón ibérico de José Manuel Gallego, también en Toledo, destacan por su calidad y ejecución, al punto de ser consideradas dignas de concurso. Cañitas Maite, otro representante toledano, se lleva el prestigioso título de Mejor Croqueta de Jamón Joselito en el concurso de Madrid Fusión 2021.

Más al sur, en Albacete, Ababol brilló con su croqueta elaborada con Jamón 5Jotas, conquistando el título de Mejor Croqueta de España en 2023.

En Asturias, las croquetas de jamón de Casa Belarmino han mantenido su fama a lo largo de los años. Finalistas en Madrid Fusión 2020, son un ejemplo de tradición y excelencia que sigue enamorando a quienes las prueban.

El restaurante Quinqué de Madrid se alzó como campeón de la Mejor Croqueta de Jamón de España en 2024. Entre los finalistas de ese año están el restaurante Pandora (Avilés), Flama (Valencia), La Barra de la Tasquería (Madrid), Santabar (Alicante), Jardín de los Duques (Madrid) y Jorge Lozano del restaurante Portal del Lino (Salamanca). Cada uno de ellos destaca por esta icónica tapa.

El norte destaca con las mejores croquetas

Cuando se trata de croquetas, el norte de España se posiciona como una auténtica cuna de excelencia. En Asturias y Burgos, los chefs han logrado crear versiones únicas que combinan tradición, innovación y una técnica impecable, elevando esta tapa a niveles inigualables.

En Oviedo, Pedro Martino, del restaurante Naguar, ha ganado reconocimiento por sus croquetas excepcionales. En Regueiro (Asturias), las croquetas han alcanzado el estatus de leyenda y han obtenido el premio a la Mejor Croqueta del Mundo en 2015, un reconocimiento que reafirma la maestría de su cocina. Otro imprescindible asturiano es Casa Gerardo, cuyas croquetas de compango de fabada se han convertido en una referencia indiscutible.

En Burgos, Cobo Estratos sorprende con su ‘Croqueta de leche fresca de vaca e ibérico’. Este restaurante combina la pureza de la leche local con la intensidad del jamón ibérico, logrando un equilibrio sublime que convierte cada bocado en una experiencia inolvidable.

Las croquetas de Madrid

Madrid, con su vibrante escena gastronómica, se posiciona como uno de los epicentros de las mejores croquetas de España. La capital ofrece desde las más tradicionales hasta las creaciones más innovadoras, conquistando a locales y turistas por igual.

El restaurante Tres por Cuatro ha destacado como finalista en el campeonato a la Mejor Croqueta de Jamón 2024, consolidándose como un referente en la escena croquetera madrileña. Otra de las grandes favoritas son las croquetas de Arzábal, cuya receta incorpora leche de oveja para intensificar su sabor.

En el barrio de Tetuán, Viavélez, una taberna de esencia asturiana dirigida por Paco Ron, deleita con dos variedades excepcionales: jamón y gambas. Por su parte, El Quinto Vino, una taberna castiza de renombre, sorprende con sus emblemáticas “croquetas de Esperanza”, elaboradas con jamón serrano y conocidas por su tamaño generoso y sabor tradicional.

Para los amantes de la creatividad, La Gastroteca de Chema es una parada obligatoria. Este restaurante, dirigido por Chema Soler, reinventa la croqueta con combinaciones únicas como tex mex de pollo, guacamole y jalapeños, pato con foie, o incluso croquetas líquidas de queso con confitura de tomate y olivas negras. Su carta es un paraíso para los croqueteros más atrevidos.

Entre los imprescindibles de Madrid también destacan las propuestas de La Tasquita de Enfrente, Cañadío, y BiBo Madrid, donde el chef Dani García mantiene la esencia de sus recetas originales, con opciones como jamón con polvo seco de tomate o chipirones en su tinta.

El restaurante Santerra también merece mención especial, cuyas croquetas de jamón ibérico se han alzado como las Mejores Croquetas del Mundo en Madrid Fusión 2018. Y si lo que buscas es historia y autenticidad, la taberna Casa Julio no decepciona. Su carta incluye opciones únicas como espinacas con pasas y gorgonzola, morcilla con membrillo, setas con puerros, queso azul, y muchas más.

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