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KFC y Fiesta lanzan el Fresquito con forma de muslito de pollo

KFC y Fiesta lanzan un Fresquito (piruleta) en forma de muslito de pollo con rebozado dulce y una campaña infantil.

3 minutos

6/5/25

En el universo de las colaboraciones inesperadas, KFC vuelve a marcar territorio con una alianza que nadie vio venir pero que, una vez revelada, parece tener todo el sentido del mundo. La icónica cadena de pollo frito ha unido fuerzas con Fiesta, la marca de golosinas responsable de uno de los caramelos más nostálgicos de la infancia española: el Fresquito. ¿El resultado? Una piruleta con forma de muslito de pollo y un envoltorio que mezcla lo mejor de ambas identidades de marca.

Este singular producto es mucho más que una golosina. Es una declaración de intenciones por parte de KFC: seguir construyendo su universo más allá de la restauración rápida, apostando por la creatividad, el humor y la emoción como vehículos de conexión con nuevas audiencias. Si en su momento el muslito de pollo se transformó en tamagotchi, adorno navideño o perfume, ahora se convierte en un caramelo que se reboza —literalmente— en polvo dulce.

Un caramelo con sabor a creatividad

El nuevo Fresquito KFC presenta una forma inédita para el clásico caramelo, abandonando su tradicional silueta de lengua para adoptar la apariencia de un muslo de pollo frito. Pero no se trata solo de un cambio estético: el polvillo característico del dulce ha sido diseñado para evocar el crujiente y sabroso rebozado del pollo de la cadena estadounidense.

El diseño del envoltorio también ha sido adaptado para la ocasión, manteniendo la esencia visual de Fiesta pero incorporando los icónicos elementos de KFC: el rojo corporativo, el logotipo y una versión caricaturizada del Coronel Sanders. La piruleta se vende por un euro en los restaurantes de la marca, a través de su app con pedidos mínimos de 5 euros y en tiendas de conveniencia, hasta agotar existencias.

Una campaña publicitaria dibujada con ceras

Para promocionar el producto, KFC ha puesto en marcha una campaña publicitaria tan disruptiva como el caramelo en sí. De la mano de la agencia PS21 y bajo el concepto de “una campaña de niño a niño”, varios espacios de la estación de Avenida de América, en Madrid, fueron intervenidos con ilustraciones infantiles hechas con ceras y rotuladores. Incluso una lona de la marca Babaria instalada previamente fue “customizada” por niños y niñas, en una intervención que conecta directamente con la audiencia más joven.

“Los niños no entienden de conceptos, artes finales ni logotipos. Los niños entienden de pasárselo bien, de liarla un poquito y de pintar donde no toca”, declaró Ana Pintané, Senior Creative Copywriter en PS21. El objetivo no era solo captar la atención del público infantil, sino construir un mensaje auténtico y emocional desde la espontaneidad y la diversión.

Innovación que sabe a nostalgia

Este proyecto supone una continuación del enfoque de marketing innovador que KFC ha venido desarrollando en los últimos años, con productos que rompen las fronteras de su categoría: helados con sabor Kojak, pipas con sabor a pollo frito, perfumes y hasta pastas de dientes temáticas. Como señaló Kerman Romeo, Director de Marketing de KFC Iberia, “modo nostalgia y modo nuevas generaciones dándose la mano”.

Jonathan González, Senior Brand Manager de Fiesta, lo resume como una colaboración nacida de la confianza, la creatividad y una relación forjada durante dos años. “Por primera vez en la historia, nuestro icónico Fresquito cambia de forma para disfrutar la experiencia rebozada del mejor pollo frito”, afirmó a través de LinkedIn.

Con esta nueva edición limitada, KFC no solo amplía su presencia en el imaginario colectivo, sino que reafirma su posición como una de las marcas más audaces y juguetonas del panorama publicitario actual. Porque si algo queda claro con esta piruleta-muslito, es que el marketing también puede ser dulce, divertido y con sabor a pollo.

Tabla de contenidos

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La gastronomía española rinde homenaje a una de sus tapas más icónicas: la croqueta. En el Día Internacional de la Croqueta, que se celebra cada 16 de enero, esta delicia recibe toda la atención que merece. Aprovechando la ocasión, nos hemos dado a la difícil tarea de crear esta guía para descubrir dónde comer las mejores croquetas en España.

Hablar de croquetas es adentrarse en un mundo de creatividad infinita. Desde las clásicas de jamón hasta las más atrevidas de bacalao, rabo de toro o queso azul, cada una tiene su propio carácter. Y si nos fijamos en el rebozado, encontramos opciones para todos los gustos: desde el tradicional pan rallado hasta versiones innovadoras con panko o maíz tostado. 

Sin embargo, todas comparten algo en común: una bechamel perfectamente cocinada, sin grumos y con el punto exacto de melosidad, acompañada de una fritura que logre ese crujido característico que da sentido a su nombre, derivado del verbo francés croquer.

Croquetas Michelin

El bocado delicioso de un plato tradicional, elevado a la categoría de alta gastronomía, es lo que ofrecen los restaurantes más destacados de la guía Michelin. En sus propuestas, las croquetas dejan de ser una simple tapa para convertirse en una experiencia culinaria inolvidable.

¿Los más sonados? En Asturias, nombres como Casa Marcial (3 estrellas) y Casa Gerardo (1 estrella) se encuentran a la vanguardia. En El Corral del Indianu (1 estrella) y Regueiro (Tox), sus croquetas también se han ganado un lugar privilegiado en el panorama gastronómico nacional. La delicadeza de sus elaboraciones y la calidad de sus ingredientes hacen que cada bocado sea pura magia.

En otras partes de España, destacan las croquetas de jamón ibérico en Solana (1 estrella) y las de Trivio en Cuenca, donde la chacina estrella se convierte en arte. Para quienes buscan originalidad, las croquetas de tres carnes en Tatau Bistro (1 estrella) o las de pollo asado en Canalla Bistro (Valencia) son opciones imprescindibles. También merece una mención especial la versión de cocido de la abuela Manuela que se sirve en Tapas 3.0 (Salamanca), una auténtica oda a la tradición familiar, destaca la Guía Michelin.

Barcelona no se queda atrás. Lugares como Freixa Tradició y Vivanda (ambos reconocidos con un Bib Gourmand), junto con Mont Bar y Bardeni-Caldeni, presentan croquetas irresistibles, con propuestas donde la carne toma un protagonismo especial.

Por último, no podemos olvidar las emblemáticas croquetas de Echaurren (La Rioja), elaboradas siguiendo la receta de Marisa Sánchez, Premio Nacional de Gastronomía en 1987 y madre del chef dos estrellas Michelin, Francis Paniego. Estas croquetas han trascendido fronteras y son consideradas un icono en la alta cocina española.

Croqueta del Echaurren. Cortesía Guía Michelin.

Las de jamón

Si hay una croqueta que conquista paladares de norte a sur, es la de jamón. Su popularidad es indiscutible, tanto entre los comensales como en los concursos culinarios que buscan coronar a la mejor de España.

En Toledo, Iván Cerdeño ha marcado un antes y un después en la elaboración de croquetas. Su influencia es tal que varios de los ganadores recientes del Campeonato de Croquetas de Jamón son discípulos suyos. No lejos de ahí, las croquetas de jamón ibérico de José Manuel Gallego, también en Toledo, destacan por su calidad y ejecución, al punto de ser consideradas dignas de concurso. Cañitas Maite, otro representante toledano, se lleva el prestigioso título de Mejor Croqueta de Jamón Joselito en el concurso de Madrid Fusión 2021.

Más al sur, en Albacete, Ababol brilló con su croqueta elaborada con Jamón 5Jotas, conquistando el título de Mejor Croqueta de España en 2023.

En Asturias, las croquetas de jamón de Casa Belarmino han mantenido su fama a lo largo de los años. Finalistas en Madrid Fusión 2020, son un ejemplo de tradición y excelencia que sigue enamorando a quienes las prueban.

El restaurante Quinqué de Madrid se alzó como campeón de la Mejor Croqueta de Jamón de España en 2024. Entre los finalistas de ese año están el restaurante Pandora (Avilés), Flama (Valencia), La Barra de la Tasquería (Madrid), Santabar (Alicante), Jardín de los Duques (Madrid) y Jorge Lozano del restaurante Portal del Lino (Salamanca). Cada uno de ellos destaca por esta icónica tapa.

El norte destaca con las mejores croquetas

Cuando se trata de croquetas, el norte de España se posiciona como una auténtica cuna de excelencia. En Asturias y Burgos, los chefs han logrado crear versiones únicas que combinan tradición, innovación y una técnica impecable, elevando esta tapa a niveles inigualables.

En Oviedo, Pedro Martino, del restaurante Naguar, ha ganado reconocimiento por sus croquetas excepcionales. En Regueiro (Asturias), las croquetas han alcanzado el estatus de leyenda y han obtenido el premio a la Mejor Croqueta del Mundo en 2015, un reconocimiento que reafirma la maestría de su cocina. Otro imprescindible asturiano es Casa Gerardo, cuyas croquetas de compango de fabada se han convertido en una referencia indiscutible.

En Burgos, Cobo Estratos sorprende con su ‘Croqueta de leche fresca de vaca e ibérico’. Este restaurante combina la pureza de la leche local con la intensidad del jamón ibérico, logrando un equilibrio sublime que convierte cada bocado en una experiencia inolvidable.

Las croquetas de Madrid

Madrid, con su vibrante escena gastronómica, se posiciona como uno de los epicentros de las mejores croquetas de España. La capital ofrece desde las más tradicionales hasta las creaciones más innovadoras, conquistando a locales y turistas por igual.

El restaurante Tres por Cuatro ha destacado como finalista en el campeonato a la Mejor Croqueta de Jamón 2024, consolidándose como un referente en la escena croquetera madrileña. Otra de las grandes favoritas son las croquetas de Arzábal, cuya receta incorpora leche de oveja para intensificar su sabor.

En el barrio de Tetuán, Viavélez, una taberna de esencia asturiana dirigida por Paco Ron, deleita con dos variedades excepcionales: jamón y gambas. Por su parte, El Quinto Vino, una taberna castiza de renombre, sorprende con sus emblemáticas “croquetas de Esperanza”, elaboradas con jamón serrano y conocidas por su tamaño generoso y sabor tradicional.

Para los amantes de la creatividad, La Gastroteca de Chema es una parada obligatoria. Este restaurante, dirigido por Chema Soler, reinventa la croqueta con combinaciones únicas como tex mex de pollo, guacamole y jalapeños, pato con foie, o incluso croquetas líquidas de queso con confitura de tomate y olivas negras. Su carta es un paraíso para los croqueteros más atrevidos.

Entre los imprescindibles de Madrid también destacan las propuestas de La Tasquita de Enfrente, Cañadío, y BiBo Madrid, donde el chef Dani García mantiene la esencia de sus recetas originales, con opciones como jamón con polvo seco de tomate o chipirones en su tinta.

El restaurante Santerra también merece mención especial, cuyas croquetas de jamón ibérico se han alzado como las Mejores Croquetas del Mundo en Madrid Fusión 2018. Y si lo que buscas es historia y autenticidad, la taberna Casa Julio no decepciona. Su carta incluye opciones únicas como espinacas con pasas y gorgonzola, morcilla con membrillo, setas con puerros, queso azul, y muchas más.

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